La formación: Factor clave en el crecimiento de las PYMES

Las PYMES (Pequeñas y Medianas Empresas) contribuyen al 40% del PIB y generan más del 90% del crecimiento neto del empleo. La actual crisis económica y social las ha puesto en la cuerda floja. Para poder mantenerse a flote, estas deben aumentar su competitividad y ser más eficientes. ¿Cómo podrían conseguirlo?

La respuesta es: innovación. Esta implica más conocimientos, lo que genera una mayor necesidad de formación.

Tan solo el 20% de las empresas acceden a planes de formación

Cualquier compañía que lo solicite podría acceder a planes específicos de formación dirigido a sus empleados. El coste es bajo y puede estar totalmente subvencionado. Pero los datos observados en el último Informe Anual de Formación en las Empresas, elaborado por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo, muestran que las empresas no cuentan en su planificación con dicha formación.

Solo el 19,8% de las empresas han realizado algún tipo de formación bonificada. Las microempresas han sido las que menos importancia le han dado, ya que solo el 15,1% de ellas han accedido a algún programa de formación bonificada. Además, en 2019, menos de un 15% de los trabajadores españoles han accedido a un sistema de formación.

Inversión en capital humano

La actualización casi continua de nuestros conocimientos es un requisito necesario en la sociedad en la que vivimos. Esto supone una formación continuada tanto por parte de los trabajadores, como de los directivos.

Más que un gasto, los recursos económicos destinados a la formación deberían considerarse una inversión, ya que se traduce en capital humano que va a generar un mayor y mejor rendimiento de la empresa.

Las ventajas de llevar a cabo una formación continua y de calidad son las siguientes:

  • Fidelización. Cuando las empresas invierten dinero y tiempo en mejorar las habilidades de los trabajadores, demuestra que los considera piezas importantes y los valora. Esto hará que los empleados tengan un mayor sentimiento de compromiso hacia la compañía.
  • La formación supone un aumento de la productividad, así como de la rentabilidad del empleado y del producto. A su vez también tiene lugar un aumento de la satisfacción y fidelización del cliente. En definitiva, se tienen mejores resultados empresariales.
  • La motivación de los empleados viene propiciada por una mayor inversión en formación, contribuyendo a una mayor competitividad por parte de los trabajadores. Esto asegurará éxito a la empresa.
  • Eficacia. El personal formado es mucho más eficaz en su trabajo.

La empresa acabará siendo más atractiva para los futuros empleados, ya que se valora muy positivamente la posibilidad de recibir una formación continua.

Es importante que el trabajador autónomo también tenga en cuenta que la formación le diferenciará del resto y supondrá un valor añadido para su negocio.

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