La crisis del coronavirus ha obligado a potenciar una forma de trabajo que ya estaba creciendo previamente: el teletrabajo. Son cada vez más las empresas que envían a sus empleados a trabajar desde casa, total o parcialmente, para evitar contagios en la jornada laboral. Las oficinas están cada vez más vacías y las casas más llenas. La duda es: ¿ha llegado el teletrabajo para quedarse? ¿O se trata solo de un cambio temporal?

La respuesta a esta pregunta la encontramos en la encuesta elaborada en julio por Founders Forum a 330 “teletrabajadores” (124 CEOs y 206 empleados), de los cuales el 94% trabajaba en una oficina o un espacio de coworking antes de la pandemia. Resultó sorprendente comprobar que un 93% de los encuestados afirmó que podía realizar la mayoría de su trabajo de manera remota, considerando un 69% que podía realizar la totalidad de su trabajo de esta forma. Solo uno de los 310 encuestados consideraba que necesitaba realizar todo el trabajo en la oficina.
Un modelo semipresencial
Si bien la mayoría de los encuestados consideraban que podían realizar sus tareas desde casa, esto no quiere decir que no prefirieran volver a la oficina. Dos de cada tres encuestados preferiría volver a la oficina antes de que acabe el año. No obstante, el 95% preferiría hacerlo en un régimen híbrido presencial-telemático. Mientras que una mitad preferiría trabajar la mayoría de los días desde casa (un 12´6% los cinco días), la otra mitad preferiría pasar la mayoría de los días en la oficina. La opción más votada, con tres de cada diez encuestados, fue trabajar dos días desde casa.
La paradoja del teletrabajo
Dos de los aspectos más relevantes a la hora de tomar estas decisiones son las horas de trabajo que implica cada modalidad y la productividad durante las misma. Resulta paradójico que, aunque la mayoría de encuestados consideraba que fueron más productivos trabajando desde casa, también consideraban que tuvieron que trabajar más horas. ¿Cómo puede ser que su trabajo les llevara más horas siendo más productivos?
Uno de los principales motivos de este hecho es la falta de una frontera entre el tiempo de trabajo y el tiempo de descanso. Cuando el trabajador está en la oficina, sabe que su jornada laboral acaba una vez abandona la misma. Sin embargo, con el teletrabajo no existe una frontera física entre trabajo y descanso, pues la casa se convierte en la propia oficina.
Luces y sombras
Esta falta de diferenciación entre trabajo y ocio supone, según los encuestados, la segunda peor consecuencia de trabajar desde el hogar. No obstante, la gran mayoría (un 63%) piensa que la principal desventaja es la falta de espontaneidad en la conexión con el resto del equipo. Lo que no echaban en falta los empleados era el tiempo perdido al desplazarse al lugar de trabajo. Estos desplazamientos (ida y vuelta) suponen más de una hora “extra de jornada laboral” para un 47% de los encuestados.
Para los participantes en la encuesta, la principal ventaja del teletrabajo es la flexibilidad y el tiempo familiar que este les brinda. Sin embargo, más de la mitad afirmaron echar de menos las interacciones sociales y la colaboración cara a cara con sus compañeros. Se puede afirmar, pues, que la pandemia ha aumentado claramente las interacciones familiares en detrimentos de las relaciones laborales.
Luces y sombras. Así se podría definir la percepción que los trabajadores tienen del teletrabajo. La mayoría apuestan por un modelo híbrido para el futuro que les permita combinar la flexibilidad de trabajar desde casa con la posibilidad de tener una mayor interacción con sus compañeros desde la oficina algunos días.
¿Qué piensan los CEOs?
No obstante, seguramente la clave la encontremos en la opinión de los CEOS respecto al teletrabajo y sus futuras intenciones respecto al mismo, ya que son estos los que tendrán la última palabra. Es aquí donde parece evidenciarse que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Un 86% de los CEOS encuestados aseguró que cambiará su política tras la pandemia. Sin embargo, solo un 4% lo haría de forma íntegra.
Por tanto, empleados y CEOS coinciden. El teletrabajo ha llegado para quedarse, pero esto no implicará la desaparición de las oficinas y los espacios de coworking. Cabe esperar un modelo híbrido en el que los trabajadores pasen unas jornadas en casa y otras en la oficina. En este contexto, resulta de gran importancia seguir investigando en busca de herramientas que faciliten una mayor interactividad y espontaneidad en el teletrabajo.
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