En los últimos años, España se ha convertido en un referente para muchos países por el crecimiento de su sistema emprendedor. Sin embargo, este crecimiento no está exento de “peros”. Desde el extranjero, son muchas las veces que cuestionan el emprendimiento español. Según los más críticos, los emprendedores españoles no estarían innovando, sino replicando otros modelos de éxito del panorama internacional. ¿Son justificadas estas críticas?

Tendencia al «copycat»
Si nos fijamos en Glovo y Cabify, las únicas startups españolas valoradas en más de un billón de euros, el sector crítico parece llevar la razón. La empresa de envíos de comida a domicilio fue fundada dos años después de su homóloga alemana, DeliveryHero. Por su parte, Cabify surgió dos años después de la aparición de Uber.
Son los casos más llamativos, pero no los únicos. Los expertos coinciden en que los emprendedores españoles optan por inspirarse en otros modelos en lugar de invertir en investigación. Esta práctica recibe el nombre informal de “copycat”. ¿A qué se debe esta predilección por copiar antes que crear? En España existe una gran aversión al riesgo, y los emprendedores españoles prefieren tener certezas de que el producto que van a lanzar funciona antes de lanzarse a la piscina.
¿Es el “copycat” algo negativo? No necesariamente. Emprender consiste en encontrar una oportunidad en el mercado y aprovecharla para lanzar un producto o servicio, pero este no tiene que ser nuevo. En el mundo económico, las personas suelen centrarse en el qué, el producto. El cómo, la forma de lanzarlo, siempre queda en un segundo plano. Sin embargo, este es, al menos, igual de importante. Por tanto, se puede innovar en el desarrollo de un proyecto basado en un producto ya existente.
España es diferente
Es aquí donde el emprendimiento español ha crecido mucho en los últimos años. El mercado español tiene muchas peculiaridades que hacen que una startup con éxito internacional pueda fracasar en España. Por tanto, el reto al que se enfrentan los emprendedores españoles es adaptar los proyectos de startups exitosas en el mundo a las características peculiares de nuestro mercado.
Un claro ejemplo de esto lo encontramos en SeQura, informalmente conocida como “la Klarna española”. Esta fintech fue fundada por David Bäckström, que descubrió el modelo de Klarna que triunfaba en el Norte de Europa y decidió trasladarlo al Sur. No solo tomó el modelo de Klarna como referencia, sino que contrató a trabajadores de Klarna para poder replicar el proyecto, combinándolos con gente con experiencia en el mercado español.
El modelo de SeQura podría considerarse “hermano” del de Klarna, pero nunca podría decirse que son “gemelos”. Bäckström quiso añadir valor a su proyecto incluyendo la opción “compra ahora, pago después”, lo que hace el modelo atractivo para clientes que se encuentran en un contexto económico más inestable como el del Sur de Europa.
Es evidente que Bäckström partía de un modelo previo, pero, ¿no es un emprendedor? Ha encontrado una oportunidad en un mercado concreto y la ha utilizado para lanzar su servicio con éxito. Por tanto, este es un ejemplo de que emprender no tiene que significar crear un producto desde cero. A veces es mejor apostar por la inspiración que por la investigación. Bien lo saben los emprendedores españoles, que están aprovechando las peculiaridades del mercado español para desarrollar productos y servicios ya existentes en otros países. Y es que innovar y replicar son dos acciones totalmente compatibles.
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